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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Bonito día el de hoy.

Hoy es uno de esos días en los que se ha despertado con ganas. ¿Con ganas de qué? De infinidad de cosas. Todo lo que se le ocurra. Está dispuesta a cualquier cosa, a cualquier reto, a cualquier prueba. Hoy es uno de esos días en los que el sol asoma por la ventana con un tono diferente. Más cálido y cercano, haciéndolo todo más fácil. Hoy es uno de esos días en los que quiere disfrutarlo en condiciones. Vistiéndose con sus mejores ropas, maquillándose más de lo normal, quedando con sus amigas de toda la vida o yendo a visitar a sus padres. Hoy es uno de esos días en los que se siente libre, en los que tiene la seguridad de que nada ni nadie la va a prohibir disfrutar de la vida como se merece. Hoy es un nuevo día. Hoy los gritos, llantos y golpes del pasado no importan. Hoy él ha desaparecido. Hoy es una mujer diferente. Y gracias a días como hoy ella y muchas más consiguen superar el reto. Salir adelante. Con todas sus fuerzas. Dando a entender lo mucho que valen. Diciendo todo lo que no pudieron decir. Extinguiendo el silencio que había en su interior. Ojalá hubiera más días como hoy. De esos en los que solo importa ser feliz. De esos en los que te renuevas interior y exteriormente. De esos en los que decide vivir el presente como si fuera la única meta que existe. Pero gracias a dios los días como hoy están comenzando a ser más frecuentes. Gracias a dios ahora no se esconden. Gracias a dios ella ha cerrado una puerta y abierto otra. Ahora disfruta de una plena libertad. Con la capacidad de caerse y levantarse por sí misma. Sí, hoy es uno de esos días.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Me encantan mis botas y mi falda.

Me gustaría salir a la calle con unas botas feas. De esas de plataforma rollo años 80' que ya no se llevan. Que la gente me mirara por la calle con gesto de superioridad, intento hacerme ver lo feas que son mis botas y lo guapos que van ellos. Me gustaría ponerme esa falda que tanto me gusta. Que no es precisamente bonita, pero que me la regalo alguien importante para mí y que solo por el significado que tiene merece la pena lucirla. Y que al salir a la calle tengas que ser el centro de las críticas ajenas. Me gustaría hacer miles de cosas sin que repercutan en mi. Poder ir como yo quiero, como a mi me gusta. Poder llevar mis botas feas con la falda hortera, pero ser feliz a sí. No tener que preocuparte del que dirán. Desgraciadamente soy de ese tipo de personas a las que le afectan las cosas de ese estilo. Y no si lo dice la gente que no conozco, que ya ves tú, si no la gente cercana que sabe que te duele. Es ahí cuando te das cuenta de quien sí y quién no. Quien te dice que las botas son feas pero no lo hace con un mal fín, y tú ríes y se lo afirmas, y quién te dice que la falda es hortera para sentirse más agusto con ellos mismos. Pues a mí me gustan mis botas feas y mi falda hortera, y no me lo puedo poner porque siempre hay alguien que está en desacuerdo contigo, que critica todo lo que haces o dices. Que te dice 'yo acepto que te gusten Dani Martínez y Anna Simon' pero solo lo dice por cumplir, porque si a sí fuera sabría que esto para mi es importante. Una vez hace gracia y lo aceptas. La segunda haces oídos sordos. Y a la tercera estás hasta los huevos. Lástima que yo ya haya aguantado mil millones.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Y entonces llega el otoño.

Esos jodidos meses negros, en los que por la mañana te mueres de frío y por la tarde de calor. Que no sabes si ponerte una chaqueta de invierno o una chaqueta fina. Que llegas a casa y cuando te quieres dar cuenta son las seis. Y es de noche. ¿Por qué cojones es de noche a las seis de la tarde? Y te toca encender la chasca. Y todos los meses son iguales. Tardas en acostumbrarte al curso y, cuando por fin lo has hecho, llega el puto frío para colarte entre tus huesos y congelarte lo asumido. Y no sabes que pijama ponerte. Cuando llevas el corto tienes frío, y cuando llevas el largo tienes calor. ¿Es que acaso no podía existir un pijama para Otoño?  Y de repente llueve. Y cae una tormenta. Y decides quedarte en casa calentita, viendo alguna serie rollo Simon. Y a los quince minutos sale el sol y tu te cagas en su puta madre. Septiembre Octubre Noviembre y Diciembre. Todo es gris y marrón. Tu subconsciente te sigue diciendo que todavía estamos más o menos en verano, pero entonces llega un niño cabrón y te dice 'Mira, ya estamos en Otoño, se han caído todas las hojas de los árboles y están desnudos' Y es verdad. Oh, puta mierda. ¡Estamos el Otoño! Odio el Otoño. ¿Qué narices pinta una estación con tres  meses con los nombres prácticamente iguales, donde no sabes que ropa ponerte, que pijama llevar y que cuando decides lo primero tienes que ponerte lo segundo porque con el puto cambio de hora ya es de noche? El cambio de ropa. Guardar todas las camisetas de manga corta y coger las cajas con la ropa de invierno...duele. Y luego vete tú a sacar al perro a -89458456 grados, que cuando quiere ponerse a mear se ha congelado en el espacio. En fin, que odio el Otoño. Bueno...siempre me quedarán las castañas.