.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Dear Friend.

Supongo que lo primero que hay que hacer en una presentación es decir tu nombre, tu edad, y el lugar en el que vives. Pero puesto que no me gusta dar muchos detalles sobre mi identidad y de que te escribo esta carta sin ningún tipo de intención de que puedas llegar a reconocerme, me limitaré a decirte que me suelen llamar ‘Five’. Para ser honestos, no recuerdo con mucha certeza a quien se le ocurrió el mote, pero estoy seguro de que el motivo es porque soy el pequeño de cinco hermanos. Querido amigo, no te escribo esto con motivo de asustarme o hacerte sentir triste por lo que me gustaría contarte. De hecho no tendrías motivos para estarlo. Sé que en el fondo soy un muy chico normal, pero los detalles que tengo diferente a los demás a veces me hacen sentirme un poco raro. Por eso te escribo esto, no intento que adivines quien soy o que intentes ser mi amigo. Tener amigos está bien. A veces, supongo. No sé, nunca me he parado detenidamente a pensarlo. Pero lo que quiero decir es que a veces me gustaría explicarle a alguien muchas cosas, pero nunca encuentro a la persona correcta. Y creo que tú, querido amigo, eres la persona más indicada. No intentes buscarme en tu colegio, o en tu barrio, o en tu ciudad. Probablemente estemos separados por muchos kilómetros. A lo mejor incluso cuando leas esta carta yo haya desaparecido del mapa, o a lo mejor estoy casado y con dos niños pequeños. A lo mejor mientras escribo esta carta tú ni siquiera has nacido, pero si Dios y el destino ha querido que esto esté entre tus manos, no pongo en duda que eres la persona indicada. Como ya te había comentado antes, me suelen llamar ´five´. Vivo en una pequeña ciudad costera. No te diré el nombre, por supuesto, y mucho menos el país. Pero muchas veces me gusta irme solo a la playa y tumbarme sobre la arena a escuchar el sonido del mar, de las gaviotas, y sobre todo de la gente. En la parte derecha de aquella playa se suelen poner las familias porque es la zona más tranquila. Observo a los niños jugando y la madre preocupada de que se vayan a descuidar y perderlos de vista en el agua. Y al padre tomando el sol leyendo un libro del que seguramente ni siquiera tenga interés y esté pensando en las horas restantes que le quedan para tener que ir de vuelta al trabajo. Empiezo a notar como los granos de arena empiezan a clavarse sobre mi cara y, por alguna razón, siempre cierro los ojos. Me gusta mucho la playa. Pero siempre siento lástima por la madre preocupada. Recuerdo cuando mi madre era así con todos nosotros. Solíamos ir los siete a la playa cada domingo, porque era el único día que mi padre no tenía que trabajar. Mi madre siempre hacía bocadillos para todos. Una vez había tormenta pero hacía calor. Sabes de esos días en los que puedes ver el cielo completamente gris pero la humedad se sigue pegando a tu cuerpo y el viento que corre no está frío. Pero recuerdo que aquel día el mar estaba revuelto. Te había dicho antes que somos cinco hermanos, ¿verdad? Creo que ya lo he repetido unas cuantas veces. Para ser honestos ahora mismo somos cuatro, pero me gusta seguir diciendo que somos cinco porque él siempre será mi hermano favorito esté donde esté. Era el mayor de todos nosotros. Su último verano siendo un niño, puesto que empezaría la universidad en unos meses. Creo que tenía pensado salir de la ciudad e irse a estudiar a otro sitio, pero no lo recuerdo muy bien. Lo siento amigo, ojalá pudiera escribir mejor y explicártelo todo con más detalle. Apuesto que si leyera más mi vocabulario mejoraría en todos los sentidos, pero bueno, ahora no estamos hablando de eso. Aquel día estábamos todos en la playa. Mi hermano se despidió de nosotros y se fue a la otra punta de la playa con sus amigos, donde las olas son más grandes y hacer surf produce más adrenalina. Recuerdo que justo antes de irse vino y me prometió que cuando volviera jugaríamos un partido de fútbol. Llevábamos intentando jugar un par de semanas pero había estado ocupado con sus exámenes finales, y ahora que había llegado el verano tendríamos más tiempo. No recuerdo muy bien que pasó después de eso, pero puedo ver en mi mente a mi madre tirada en la arena llorando, mi padre intentando levantarla y mis otros hermanos, excepto Lucía (tiene dos años más que yo) intentando mantener la cabeza alta delante de todos los allí presentes. Yo no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta dos días después, cuando estaba empezando a echar de menos a mi hermano. Papá se acercó a hablar con Lucía y conmigo y nos comentó sutilmente que se había ido y nos reuniríamos con el algún día. Por aquel entonces yo tenía siete años y no entendí absolutamente nada de lo que me contó, por eso decidí preguntarle a mi otro hermano, el segundo más mayor. Entonces él me explicó absolutamente todo. Recuerdo que dijo algo de que estaban todos haciendo surf y Marcos (no sé si había dicho ya que mi hermano se llamaba Marcos, en casa de haberlo hecho ya, lo siento. Me estoy poniendo un poco nervioso) cogió una ola un poco mala. Al parecer muy mala, porque no salió hasta veinte minutos después. Supongo que no pudo salir a coger aire. A veces me enfado y pienso que debería haber luchado más para haber experimentado su primer año en la universidad. O para demostrarle a mis padres que es responsable suficiente para vivir en otra ciudad en un piso independiente sin tener grandes problemas, como un adulto. O simplemente para haber jugado aquel partido que me prometió. A veces me como mucho la cabeza pensando en eso. Pero, querido amigo, prometo dejar de hablar de todo esto ahora mismo porque, como he dicho antes, he prometido intentar no ponerte triste. Y ahora, volviendo a la realidad, sigo tirado en la arena y decido que es hora de volver a casa. Mañana tengo clase. A veces pienso que soy raro porque no soy popular, pero tampoco un marginado al que todos le gastan bromas. Supongo que paso bien desapercibido y eso me gusta. De vez en cuando la gente grita ‘five’ a lo lejos, y yo miro y les saludo. Y apuesto que me llaman Five porque no conocen mi verdadero nombre. Y es normal. Porque tampoco soy alguien tan importante como para recordar mi nombre. Mi hermano si lo era. Pero de aquello ya hace tiempo y la gente se olvida de los que ya no están. No todos, por supuesto. Yo no. Y sé que Dios tenía un plan para él allí arriba. Y por eso intento no pensar mucho en eso. Ahora mismo quedamos tres de mis hermanos en el instituto. El segundo ( y digo segundo porque el primero y más mayor siempre será Marcos) está en la Universidad. Creo que está estudiando algo de economía, pero tampoco me hagas mucho caso. De todas formas no es un dato de importancia. Después está el tercero, que te diré que su mote es ‘Puma’ y así me ahorro el hecho de decirte su nombre real. Él se graduará este año, y yo le deseo mucha suerte con el examen de Selectividad. Mi hermana Lucía, que supongo que por el hecho de ser la única chica de mi familia es la más popular de todas. Siempre ha tenido muchos novios. Lo cual  yo no veo demasiado bien, pero soy el pequeño y no tengo derecho a opinar sobre eso. Y luego estoy yo. ‘Five’. He de comentarte que sí que tengo amigos, pero no muchos van al mismo instituto que yo. Y, como habrás podido deducir…soy raro. Me llamo raro a mi mismo porque cuando alguien quiera llamármelo a la cara estaré preparado y no me hará daño. Me gusta mucho pasar tiempo solo. Y me gusta escribir cartas a gente que no conozco. Pero no sé porque, contigo me siento más cómodo. Algo más que me gustaría decirte sobre mi es que no quiero novias por el momento. Las relaciones que tienen los adolescentes de dos semanas me parecen un poco absurdas. No sé. Yo prefiero esperar. Tampoco tengo ninguna prisa. Muchas veces me pregunto a mi mismo a que aspiro. Y lo cierto es que no lo tengo del todo claro. Pero por eso te escribo todo esto, para que tú y yo discutamos sobre que queremos hacer con nuestras vidas. No, ahora poniéndonos serios. Me gustaría ser profesor de Literatura. Me gusta leer. Y escribir. Y nunca he probado a enseñar, pero tiene pinta de ser divertido. Quiero ser uno de esos profesores en el que los alumnos quieran venir a mi clase con ganas. Me gustaría hacerme su amigo. Hacerles sentirse especial. Yo creo que todo el mundo tiene derecho a sentirse especial alguna vez. Y también creo que si algún profesor me hiciera sentir especial, sería muy feliz. Yo quiero ser de ese tipo de maestros en los que cuando un alumno lo esté pasando mal, acuda a mi para ayudarle. Creo que todos los adolescentes estamos un poco locos, y a veces necesitamos a un adulto que no sea nuestros padres para echarnos un cable. Otra de mis grandes aspiraciones es que se me reconozca por quien soy. No quiero ni querré nunca borrar la sombra de mi hermano, y tampoco necesito que la gente se aprenda mi nombre o quieran ser mis amigos, pero me gustaría que cuando me miren piensen que soy algo más que el pequeño de cinco hermanos. Y con eso hacer más feliz a mis padres. La muerte de Marcos siempre ha sido un tema tabú y me gustaría que todos nos lo tomáramos con mas normalidad y así ellos estarían más relajados cada vez que sale el tema. Pero a lo mejor que sea tabú es lo correcto y soy quien está equivocado, porque soy raro. No sé. Yo nunca sé nada. Pero es como si a la vez lo supiera todo. Creo que voy a dejar de escribir un ratito porque estoy empezando a pensar que tu crees que estoy loco. Pero te prometo que no, simplemente quiero descifrar de una vez por todas que quiero hacer con mi vida. Pero sé que si ahora paro luego me dará pereza empezar a escribir otra vez, a si que tengo que terminar esta carta como sea. Aunque no lo creas me has ayudado bastante. Poco a poco he llegado a la conclusión de quiero ser profesor (pero uno de los que ayuda), de que quiero hacer a mi familia un poco más feliz…y que supongo que eso me hará a mi también feliz. Creo que quiero casarme en un futuro. Y tener niños. Y criarlos muy bien. Y ayudarles a buscar a alguien con quien hablar cuando se sientan solos. Solo espero que tengan un profesor guay como lo voy a ser yo. Y si no, que decidan escribir cartas a gente desconocida, porque al fin y al cabo ayuda. También quiero empezar a tener una relación más estrecha con mis hermanos. Y desmostarles que no soy tan raro. Y aprender Italiano. Siempre he pensado que hablar más de una lengua nunca viene mal, y al parecer inglés es la más demandada, pero Italiano suena mejor, ¿o no? Además me encanta Italia. Podría irme allí a ser un profesor guay de español (Creo que he repetido la palabra `guay´ varias veces y te pido perdón, pero creo que es la que más se parece a lo que estoy intentando describir)
Ojalá mis hermanos cumplan todos sus sueños. Ojalá Marcos esté cumpliendo todos los suyos allí arriba. Ojalá yo llegué a conseguir todo lo que estoy contando y lo que me queda por descifrar. Supongo que el truco está en saber quien quieres y quien quieres ser. Y que somos quienes somos por muchas razones, y que probablemente desconozcamos muchas de ellas. Ahora mismo me dispongo a despedirme. Aunque no lo creas, querido amigo, has ayudado bastante. Espero que a ti también te vaya todo de maravilla. Porque te lo mereces. Supongo que te preguntarás porque lo sé si nunca te he visto en persona, pero si has llegado a leer el final de esta carta, quiere decir que has sentido la necesidad de saber algo sobre mi, y eso es algo que no hace mucha gente. Por lo que espero que seas muy feliz donde quiera que estés y con quien quiera que estés. Lucha por tus sueños como yo lucharé por los míos. En caso de que seas italiano…quien sabe, a lo mejor algún día me convierto en tu profe guay de español. Aunque en ese caso no entenderás nada de lo que pone en esta carta. Pero no importa, la has tenido en tus manos y eso es más que suficiente. Mucha suerte. Toma buenas decisiones, así como yo tomaré las que crea que son mejores para mi. No llores por los que no están porque si quieres puedes mantenerlos vivos en ti. Mi hermano nunca se ha ido y nunca se irá. Lo único que echo de menos son los partidos de fútbol. Espero que no haberte puesto triste durante esta carta…porque esa no era ni de lejos mi verdadera aspiración. Y a decir verdad, yo creo que no tengo una sola, tengo muchas. Y tu espero que también. Tener aspiraciones a ser alguien es bueno. Mantén la fe y cree en ti mismo. ¿Sabes qué? Creo que me voy a apuntar a algún deporte para conocer gente nueva. Puede que fútbol. Y me voy a presentar con mi verdadero nombre. Y ellos podrán llamarme así o ‘five’. No me importará porque al menos sabrán que tengo un nombre real detrás de ese mote. Y voy a estudiar. Y a ser un profe guay. Dios, ¿no te mueres de ganas de saber que será de tu futuro? Ahora me está entrando un poco de vértigo, pero estaré bien en unos minutos. Y tú espero que también. Ahora mismo me dispongo meter esta carta en un sobre y meterla en un camión de mercancía. No quiero saber si es nacional o internacional, porque sé que Dios la llevará a la persona indicada, que eres tú.
 ‘’Credere in se stessi e trovare il tuo vero aspirazioni.´´ 
Muchas suerte en todo, amigo.
                                                                                                                                                                           

                                                                                                                                                                            Five.