Después de meses sin expresar todo lo que siente, cuesta
volver a la rutina de las infinitas experiencias no contadas. A veces nos
asustamos de lo que vemos e incluso de lo que no vemos. Me cuesta explicar esos
miedos, especialmente ahora. Supongo que la distancia lo hace todo más difícil
y la incertidumbre del saber como y cuando se me mete por debajo de los huesos,
haciéndome temblar, incluso. Tener dos vidas es complicado. Con gente
distinta, lenguaje distinto, costumbres distintas. Lugares y experiencias
nuevas. Conocimientos que adquiero a base de experiencia. Mirando, observando.
Pero sobre todo, entendiendo. He aprendido y desaprendido (si eso existe?)
tanto que me cuesta organizarlo todo en mi mente. He conocido partes de mi que
no me hubiera gustado conocer nunca, pero también algunas de las que yo misma
me he sorprendido. A todos nos cuesta diferenciar las personas que nos quieren
de verdad y las que no. Cuando las que crees que de verdad estarán ahí para
siempre te sorprenden, y es como aquella parte de tu corazón que tenías
especialmente reservada para ellos se destruyera de la forma más violenta
posible. Y no lo entiendes, porque en qué momento alguien te aviso de que algo
así podría suceder. Pero por suerte, también existen las personas que prometen
no dejarte nunca…y no lo hacen. Y es absolutamente maravilloso poder compartir esa
parte de tu vida con ellos. Somos humanos. Y como humanos reímos, lloramos,
queremos, nos enfadamos…pero también como humanos aprendemos a entender que no
todos somos como uno cree. Simplemente me parece impresionante que en el amor y
cariño no existan razas, colores, o edad. Cualquier tipo de amor. Amor de
pareja, de amigo…de profesor? No sé. Supongo que aquel último les resultará
raro a algunos. Pero me alegro tanto de ser aquella que lo entienda…Resulta
extraño pensar que hace apenas dos años eran todos extraños. Inexistente en mi
consciencia. Personas, lugares…todo. Un choque multicultural impresionante del
que al final acabas dependiendo. Enamorada de lo que conozco y de lo que me
queda por conocer. El mundo es mío. Y de todos.
Gracias a Dios tenemos la
libertad de ir, visitar y conocer. Viajar. Aprender a querer a los que los que
ahora son extraños se volverán una parte imprescindible de tu vida. La
distancia a veces duele y la impotencia de no poder ir y venir cuando me
apetezca duele todavía más. Pero tengo tiempo…y ganas. Gracias a los que me
cuidaron taaaaaaaaaaan bien…por aquellos que me trataron como su fuera su
propia hija…Me sigue constando analizar todo lo que has/habéis hecho por mi. Las cosas increíbles me has/habéis dicho de las que he aprendido tanto. Por lo que costo tantísimo decir adiós en el aeropuerto...sin duda el adiós más difícil de mi vida. Y solo de pensarlo se me
saltan las lágrimas. No sé si son de felicidad o de tristeza. Creo que un poco
de las dos. Es el miedo a ´no sé cuando volveré a verles.´Podrían ser años, muchos años...quien sabe. Soy de esas que cuando la gente le quiere se pregunta la razón. Y
la respuesta que me han dado siempre ha sido ´porque sí.´ Fair enough. Y
aquellos que se fueron o simplemente no estuvieron…mi madre siempre dice que no
hay peor desprecio que no hacer aprecio. Y aunque la escuche poco, esto a veces
hay que aplicárselo. Y cuesta, sí. Porque ignorar a alguien que te importa es
difícil. Pero perder el tiempo con alguien que no te quiere en tu vida es
derrochar increíbles momentos con otros que quieren estar a tu lado. Vivamos y aprovechemos al máximo todo lo que
tenemos y estemos dispuestos a vivir las experiencias que quedan por vivir. El
mundo es tuyo, también.
SABOR MENTA POLEO
sábado, 12 de julio de 2014
miércoles, 5 de marzo de 2014
Zero.
En que
momento de tu vida todo se convierte en nada. En dolor y rabia. En lagrimas.
En un sin vivir de malestar. De sueños rotos y sonrisas apagadas. De llantos
ahogados en recuerdos. En que momento de tu vida te cuesta respirar y controlar
los ataques de ansiedad. Que es aquello que nos destroza tanto por dentro. Sera
la falta del todo y la posesión del nada. Sera el detalle de ser consciente
cuando pasa. Que lo ves, que lo notas, que lo sientes. Que tu felicidad se
aleja poco a poco junto aquellos a los que les demostraste el mundo. Que no
queda y con nada intento conformarme. Porque te hacen daño. La forma en la que
les abriste el corazón desde el minuto cero. Y ahora no lo encuentras porque se
lo han llevado. Y se te encoge el alma que te queda al pensar que tu antiguo
lugar favorito del mundo ha sido destruido en tu mente. Y la tristeza se hace
mas intensa. Una presión en el pecho te bloquea el pensamiento. Y ahora te
cuesta respirar de nuevo. Y el llanto se convierte en angustia y la tristeza en
rutina, la sensación de soledad en tu enemigo y las ganas de desaparecer tu
mejor aliado. Y le culpas a todo y le culpas a el. Por arruinarlo todo a base
de mentiras y mas mentiras. Y bajas la cabeza y lloras. Y nadie escucha, y
nadie siente. Y no eres nada. Y todo duele. Y el dia se apaga en un suspiro. Y
asi.
sábado, 22 de febrero de 2014
Como se busca ayuda en silencio.
El muchacho agachaba la cabeza a la vez que las lagrimas derramaban por sus mejillas. Buscando alguna respuesta a alguna pregunta. Preguntas que ni siquiera el conocia y respuestas de las que nunca podria tener una idea. Que hacer. Cuando hacerlo. Porque hacerlo. Merece la pena seguir. O a lo mejor no. A lo mejor vale con tan solo no hacer nada. El joven sigue dandole vueltas. No es feliz, pero por extraño que parezca, tampoco se considera a el mismo triste. Simplemente no siente nada. Vacio. Se levanta por la mañana sin motivo. Come no porque tenga hambre, si no porque es lo que se supone que tiene que hacer. Finge todas y cada una de sus sonrisas. No hay absolutamente nada por lo que luchar. No tiene fuerzas porque no sabe donde buscarlas. Solo quiere pedir perdon. Pedir perdon a todo lo que le rodea. Perdon por no hacer nada que al parecer lo es todo. Lo siento por no ser suficiente en tu vida. Lo siento por el mero hecho de decir lo siento. Y levanta la cabeza intentando dejar de hablar con el mismo, pero no lo consigue. Y vueltas y mas vueltas. Y lo siento por todo y por nada. Y lo siento por cada vez que le haya fallado a alguien. Lo siento, lo siento y lo siento. Por no admirar la vida que tengo, que no valoro...porque no hay nada. Pero lloro porque no se hacer ninguna otra cosa. Y a veces incluso no lo hago porque no me quedan mas lagrimas. Y que dificil es competir con todo lo que te rodea. Y que dificil es sentir que alguien se preocupa por ti, porque sabes que no lo hacen. Y si algunos lo hacen, lo siento por haceros sentir que debeis preocuparos por mi. Pero no deberiais puesto que no soy tan importante. Y el joven continua una otra vez repitiendo todas esas cosas en su cabeza. Pero nada sigue siendo la palabra que mas ajusta a su vida actual. Nada que ver, nada que oir, nada que sentir, nada que evitar, nada que admirar. Nada. Un poco de odio hacia algunas personas, pero aun asi se disculpa por odiarlas. Y el muchacho se da cuenta que lo peor que existe en este universo es vivir en la burbuja en la que el se encuentra, donde no hay motivos por los que seguir. Y sentirse solo. Y cada dia mas solo. Y ver a la gente que quieres huir de tu lado. Y mas y mas y mas solo. No sentir las piernas o los dedos de las manos. La saliva espesa y los ojos humedos. Y despues...despues sigue sin haber nada.
sábado, 30 de noviembre de 2013
Prometo que soy de playa.
Vamos a describir el campo. Por qué? No sé. Porque es
bonito. No me refiero a un gran espacio donde se divisan las motañas a los
lejos y el viento sopla fuertemenete, dejando así los arboles desnudos y
partiendo incluso algunas ramas.
Me refiero a esas grandes explanadas donde parece que
incluso el verde de la hierba se refleja en el cielo. Cuando cierras los ojos se escucha la pureza
de lo vivo, simulando así un paraiso paralelo, llegando a conseguir escuchar la
voz de lo que no existe. Se observan los pájaros volar alrededor de rama en rama,
buscando un nuevo cobijo a la vez que surcan cada puesta de sol. Oh las
puestas de sol. Donde a veces se cierra los ojos por no poder creer tanta
belleza junta. Aquel lugar era bello. Los colores naranjas y azules del cielo
se mezclaban en el crepúsculo, dejando a las nubes un ligero tono rosado a su
vez, disfrutando asi de una armomía de color en lo alto de aquel campo. Bonito
lugar. Plasmado de árboles de diferentes tipos desprendiendo diferentes olores.
Siendo así capaz de conquistar tus sentidos con una simple ráfaga de sus
perfumes. Observando las hojas y sus diferentes pigmentos, colores difíciles de
reconocer de los que seguramente ni siquiera un experto en arte sabría decir el nombre
exacto con el que se denomina. Pero así fluye todo en armonía. Con la hierba plasmada
en el cielo que se funde en un sinfín de colores con el sol, acorde con el
sonido de los pájaros y la distinción de los árboles que a su vez son el hogar de algunos animales. Que bello es ser bello y que bello es reconocer que es bello.
domingo, 20 de octubre de 2013
Hey soul sister.
Como explicarte a ti, que aun sigues con la cabeza en tu parte favorita de aquella película de amor, que todavía no quieres confesarme tus peores miedos, que escondes tus sueños en un baúl abierto sin llave para que otro menos temerario se los lleve, que no te atreves por las probabilidades de fracaso. Sigue lloviendo en la misma ciudad de siempre con la misma gente de siempre. Con nubes entrecortadas por los rayos de sol. Echando a andar por los suelos mojados de esas calles tan familiares. Con las manos en los bolsillos recordando la última vez que utilizaste esa chaqueta y buscando una explicación de porque no te la has puesto en tanto tiempo. Como explicarte a ti, que continuas con el nudo extraviado en la garganta, con tus quebraderos de cabeza de siempre y con las pocas ganas de intentar remediarlo. Que sigues escuchando la misma canción con la misma letra que te hace daño. Como explicarte a ti, compañero de andadas y cruzadas, lo mucho que me cuesta sostenerte en este olvido. Te busco y no encuentro y te encuentro y no te busco. Y al encontrarte me asombro de que no has cambiado nada y me enfado porque quizá debería haberte buscando antes. Y te busco y no apareces y te encuentro y no lo aprecias. Como explicarte a ti, querido poco soñador, que las fuerzas disminuyen. Y por eso y por mucho más, por lo que no se puede contar, por la chaqueta que llevas tanto sin usar, por las calles familiares, por tus miedos al fracaso. Y por mi paciencia que poco a poco se hace más pequeña, te cuento y te confieso que de todas de las maneras, yo te compraré mil chaquetas más, y te llevaré a ver otras películas de amor, iremos a todos los países que tu quieras y no fracasarás porque no te dejaré yo. Como explicarte a ti, amigo y desconocido, que aun me sigue importando.
lunes, 30 de septiembre de 2013
Dear Friend.
Supongo que lo primero que hay
que hacer en una presentación es decir tu nombre, tu edad, y el lugar en el que
vives. Pero puesto que no me gusta dar muchos detalles sobre mi identidad y de
que te escribo esta carta sin ningún tipo de intención de que puedas llegar a
reconocerme, me limitaré a decirte que me suelen llamar ‘Five’. Para ser
honestos, no recuerdo con mucha certeza a quien se le ocurrió el mote, pero
estoy seguro de que el motivo es porque soy el pequeño de cinco hermanos.
Querido amigo, no te escribo esto con motivo de asustarme o hacerte sentir
triste por lo que me gustaría contarte. De hecho no tendrías motivos para
estarlo. Sé que en el fondo soy un muy chico normal, pero los detalles que
tengo diferente a los demás a veces me hacen sentirme un poco raro. Por eso te
escribo esto, no intento que adivines quien soy o que intentes ser mi amigo.
Tener amigos está bien. A veces, supongo. No sé, nunca me he parado
detenidamente a pensarlo. Pero lo que quiero decir es que a veces me gustaría explicarle
a alguien muchas cosas, pero nunca encuentro a la persona correcta. Y creo que
tú, querido amigo, eres la persona más indicada. No intentes buscarme en tu
colegio, o en tu barrio, o en tu ciudad. Probablemente estemos separados por
muchos kilómetros. A lo mejor incluso cuando leas esta carta yo haya
desaparecido del mapa, o a lo mejor estoy casado y con dos niños pequeños. A lo
mejor mientras escribo esta carta tú ni siquiera has nacido, pero si Dios y el
destino ha querido que esto esté entre tus manos, no pongo en duda que eres la
persona indicada. Como ya te había comentado antes, me suelen llamar ´five´.
Vivo en una pequeña ciudad costera. No te diré el nombre, por supuesto, y mucho
menos el país. Pero muchas veces me gusta irme solo a la playa y tumbarme sobre
la arena a escuchar el sonido del mar, de las gaviotas, y sobre todo de la
gente. En la parte derecha de aquella playa se suelen poner las familias porque
es la zona más tranquila. Observo a los niños jugando y la madre preocupada de
que se vayan a descuidar y perderlos de vista en el agua. Y al padre tomando el
sol leyendo un libro del que seguramente ni siquiera tenga interés y esté
pensando en las horas restantes que le quedan para tener que ir de vuelta al
trabajo. Empiezo a notar como los granos de arena empiezan a clavarse sobre mi
cara y, por alguna razón, siempre cierro los ojos. Me gusta mucho la playa.
Pero siempre siento lástima por la madre preocupada. Recuerdo cuando mi madre
era así con todos nosotros. Solíamos ir los siete a la playa cada domingo,
porque era el único día que mi padre no tenía que trabajar. Mi madre siempre
hacía bocadillos para todos. Una vez había tormenta pero hacía calor. Sabes de
esos días en los que puedes ver el cielo completamente gris pero la humedad se sigue pegando a tu cuerpo y el viento que corre no está frío. Pero recuerdo que aquel día el mar
estaba revuelto. Te había dicho antes que somos cinco hermanos, ¿verdad? Creo
que ya lo he repetido unas cuantas veces. Para ser honestos ahora mismo somos
cuatro, pero me gusta seguir diciendo que somos cinco porque él siempre será mi
hermano favorito esté donde esté. Era el mayor de todos nosotros. Su último
verano siendo un niño, puesto que empezaría la universidad en unos meses. Creo
que tenía pensado salir de la ciudad e irse a estudiar a otro sitio, pero no lo
recuerdo muy bien. Lo siento amigo, ojalá pudiera escribir mejor y explicártelo
todo con más detalle. Apuesto que si leyera más mi vocabulario mejoraría en
todos los sentidos, pero bueno, ahora no estamos hablando de eso. Aquel día
estábamos todos en la playa. Mi hermano se despidió de nosotros y se fue a la
otra punta de la playa con sus amigos, donde las olas son más grandes y hacer surf
produce más adrenalina. Recuerdo que justo antes de irse vino y me prometió que
cuando volviera jugaríamos un partido de fútbol. Llevábamos intentando jugar un
par de semanas pero había estado ocupado con sus exámenes finales, y ahora que
había llegado el verano tendríamos más tiempo. No recuerdo muy bien que pasó
después de eso, pero puedo ver en mi mente a mi madre tirada en la arena
llorando, mi padre intentando levantarla y mis otros hermanos, excepto Lucía
(tiene dos años más que yo) intentando mantener la cabeza alta delante de todos
los allí presentes. Yo no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta dos días
después, cuando estaba empezando a echar de menos a mi hermano. Papá se acercó
a hablar con Lucía y conmigo y nos comentó sutilmente que se había ido y nos
reuniríamos con el algún día. Por aquel entonces yo tenía siete años y no
entendí absolutamente nada de lo que me contó, por eso decidí preguntarle a mi
otro hermano, el segundo más mayor. Entonces él me explicó absolutamente todo.
Recuerdo que dijo algo de que estaban todos haciendo surf y Marcos (no sé si
había dicho ya que mi hermano se llamaba Marcos, en casa de haberlo hecho ya,
lo siento. Me estoy poniendo un poco nervioso) cogió una ola un poco mala. Al
parecer muy mala, porque no salió hasta veinte minutos después. Supongo que no
pudo salir a coger aire. A veces me enfado y pienso que debería haber luchado
más para haber experimentado su primer año en la universidad. O para
demostrarle a mis padres que es responsable suficiente para vivir en otra
ciudad en un piso independiente sin tener grandes problemas, como un adulto. O
simplemente para haber jugado aquel partido que me prometió. A veces me como
mucho la cabeza pensando en eso. Pero, querido amigo, prometo dejar de hablar
de todo esto ahora mismo porque, como he dicho antes, he prometido intentar no
ponerte triste. Y ahora, volviendo a la realidad, sigo tirado en la arena y
decido que es hora de volver a casa. Mañana tengo clase. A veces pienso que soy
raro porque no soy popular, pero tampoco un marginado al que todos le gastan
bromas. Supongo que paso bien desapercibido y eso me gusta. De vez en cuando la
gente grita ‘five’ a lo lejos, y yo miro y les saludo. Y apuesto que me llaman
Five porque no conocen mi verdadero nombre. Y es normal. Porque tampoco soy
alguien tan importante como para recordar mi nombre. Mi hermano si lo era. Pero
de aquello ya hace tiempo y la gente se olvida de los que ya no están. No
todos, por supuesto. Yo no. Y sé que Dios tenía un plan para él allí arriba. Y
por eso intento no pensar mucho en eso. Ahora mismo quedamos tres de mis
hermanos en el instituto. El segundo ( y digo segundo porque el primero y más
mayor siempre será Marcos) está en la Universidad. Creo que está estudiando
algo de economía, pero tampoco me hagas mucho caso. De todas formas no es un
dato de importancia. Después está el tercero, que te diré que su mote es ‘Puma’
y así me ahorro el hecho de decirte su nombre real. Él se graduará este año, y
yo le deseo mucha suerte con el examen de Selectividad. Mi hermana Lucía, que
supongo que por el hecho de ser la única chica de mi familia es la más popular
de todas. Siempre ha tenido muchos novios. Lo cual yo no veo demasiado bien, pero soy el pequeño
y no tengo derecho a opinar sobre eso. Y luego estoy yo. ‘Five’. He de
comentarte que sí que tengo amigos, pero no muchos van al mismo instituto que
yo. Y, como habrás podido deducir…soy raro. Me llamo raro a mi mismo porque
cuando alguien quiera llamármelo a la cara estaré preparado y no me hará daño.
Me gusta mucho pasar tiempo solo. Y me gusta escribir cartas a gente que no
conozco. Pero no sé porque, contigo me siento más cómodo. Algo más que me
gustaría decirte sobre mi es que no quiero novias por el momento. Las
relaciones que tienen los adolescentes de dos semanas me parecen un poco
absurdas. No sé. Yo prefiero esperar. Tampoco tengo ninguna prisa. Muchas veces
me pregunto a mi mismo a que aspiro. Y lo cierto es que no lo tengo del todo
claro. Pero por eso te escribo todo esto, para que tú y yo discutamos sobre que
queremos hacer con nuestras vidas. No, ahora poniéndonos serios. Me gustaría
ser profesor de Literatura. Me gusta leer. Y escribir. Y nunca he probado a
enseñar, pero tiene pinta de ser divertido. Quiero ser uno de esos profesores
en el que los alumnos quieran venir a mi clase con ganas. Me gustaría hacerme
su amigo. Hacerles sentirse especial. Yo creo que todo el mundo tiene derecho a
sentirse especial alguna vez. Y también creo que si algún profesor me hiciera
sentir especial, sería muy feliz. Yo quiero ser de ese tipo de maestros en los
que cuando un alumno lo esté pasando mal, acuda a mi para ayudarle. Creo que
todos los adolescentes estamos un poco locos, y a veces necesitamos a un adulto
que no sea nuestros padres para echarnos un cable. Otra de mis grandes
aspiraciones es que se me reconozca por quien soy. No quiero ni querré nunca
borrar la sombra de mi hermano, y tampoco necesito que la gente se aprenda mi
nombre o quieran ser mis amigos, pero me gustaría que cuando me miren piensen
que soy algo más que el pequeño de cinco hermanos. Y con eso hacer más feliz a
mis padres. La muerte de Marcos siempre ha sido un tema tabú y me gustaría que
todos nos lo tomáramos con mas normalidad y así ellos estarían más relajados
cada vez que sale el tema. Pero a lo mejor que sea tabú es lo correcto y soy
quien está equivocado, porque soy raro. No sé. Yo nunca sé nada. Pero es como
si a la vez lo supiera todo. Creo que voy a dejar de escribir un ratito porque
estoy empezando a pensar que tu crees que estoy loco. Pero te prometo que no,
simplemente quiero descifrar de una vez por todas que quiero hacer con mi vida.
Pero sé que si ahora paro luego me dará pereza empezar a escribir otra vez, a
si que tengo que terminar esta carta como sea. Aunque no lo creas me has
ayudado bastante. Poco a poco he llegado a la conclusión de quiero ser profesor
(pero uno de los que ayuda), de que quiero hacer a mi familia un poco más
feliz…y que supongo que eso me hará a mi también feliz. Creo que quiero casarme
en un futuro. Y tener niños. Y criarlos muy bien. Y ayudarles a buscar a
alguien con quien hablar cuando se sientan solos. Solo espero que tengan un
profesor guay como lo voy a ser yo. Y si no, que decidan escribir cartas a
gente desconocida, porque al fin y al cabo ayuda. También quiero empezar a
tener una relación más estrecha con mis hermanos. Y desmostarles que no soy tan
raro. Y aprender Italiano. Siempre he pensado que hablar más de una lengua
nunca viene mal, y al parecer inglés es la más demandada, pero Italiano suena
mejor, ¿o no? Además me encanta Italia. Podría irme allí a ser un profesor guay
de español (Creo que he repetido la palabra `guay´ varias veces y te pido
perdón, pero creo que es la que más se parece a lo que estoy intentando
describir)
Ojalá mis hermanos cumplan todos
sus sueños. Ojalá Marcos esté cumpliendo todos los suyos allí arriba. Ojalá yo
llegué a conseguir todo lo que estoy contando y lo que me queda por descifrar.
Supongo que el truco está en saber quien quieres y quien quieres ser. Y que
somos quienes somos por muchas razones, y que probablemente desconozcamos
muchas de ellas. Ahora mismo me dispongo a despedirme. Aunque no lo creas,
querido amigo, has ayudado bastante. Espero que a ti también te vaya todo de
maravilla. Porque te lo mereces. Supongo que te preguntarás porque lo sé si
nunca te he visto en persona, pero si has llegado a leer el final de esta
carta, quiere decir que has sentido la necesidad de saber algo sobre mi, y eso
es algo que no hace mucha gente. Por lo que espero que seas muy feliz donde
quiera que estés y con quien quiera que estés. Lucha por tus sueños como yo
lucharé por los míos. En caso de que seas italiano…quien sabe, a lo mejor algún
día me convierto en tu profe guay de español. Aunque en ese caso no entenderás
nada de lo que pone en esta carta. Pero no importa, la has tenido en tus manos
y eso es más que suficiente. Mucha suerte. Toma buenas decisiones, así como yo
tomaré las que crea que son mejores para mi. No llores por los que no están
porque si quieres puedes mantenerlos vivos en ti. Mi hermano nunca se ha ido y
nunca se irá. Lo único que echo de menos son los partidos de fútbol. Espero que
no haberte puesto triste durante esta carta…porque esa no era ni de lejos mi
verdadera aspiración. Y a decir verdad, yo creo que no tengo una sola, tengo
muchas. Y tu espero que también. Tener aspiraciones a ser alguien es bueno.
Mantén la fe y cree en ti mismo. ¿Sabes qué? Creo que me voy a apuntar a algún
deporte para conocer gente nueva. Puede que fútbol. Y me voy a presentar con mi
verdadero nombre. Y ellos podrán llamarme así o ‘five’. No me importará porque
al menos sabrán que tengo un nombre real detrás de ese mote. Y voy a estudiar.
Y a ser un profe guay. Dios, ¿no te mueres de ganas de saber que será de tu
futuro? Ahora me está entrando un poco de vértigo, pero estaré bien en unos
minutos. Y tú espero que también. Ahora mismo me dispongo meter esta carta en
un sobre y meterla en un camión de mercancía. No quiero saber si es nacional o
internacional, porque sé que Dios la llevará a la persona indicada, que eres
tú.
‘’Credere in se stessi e trovare il tuo vero
aspirazioni.´´
Muchas suerte en todo, amigo.
Five.
miércoles, 17 de abril de 2013
Yo soy feliz, y tu?
Los miedos nos hacen vulnerables. Nos asustan de cosas que ni siquiera conocemos, cerramos puertas a nuevas aventuras e incluso olvidamos lo que un dia tuvimos. Evitamos nuevas experiencias, segundas oportunidades y terceras personas. Los miedos nos vuelven pequeños, mas incluso de lo que un dia fuimos. Nos prohiben y limitan sueños. Controlan nuestras emociones y sensaciones. Nos vuelve ausentes de nosotros mismos. A veces perdiendo la conciencia de nuestra identidad. Nos vuelven mentirosos, para ocular la verdad por los miedos a que algo salga mal. Los miedos nos vuelven locos, dejandonos cada noche en vela pensando que hacer el dia siguiente para superarlos. Los miedos nos vuelven vergonzosos, timidos. Nos cohiben de experiencias. Nos hacen temblar. Los miedos te dicen un camino cuando tu quieres tomar el opuesto. Nos susurran al oido el peligro de arriesgarse, cuando nuestro corazon nos incita a saltar al vacio. Los miedos agarran nuestra alma con dos manos bien atadas, dejandola a veces incluso sin respiracion. Pero algunas historias dicen que existen personas que superan esos miedos. Que le abren los ojos al mundo y gritan al vacio su nombre y apellidos con orgullo en la cara. Que saltar, corren y luchan por vivir. Y te cuentan que no es tan dificil, solo tienes que intentarlo. Aquellos pocos que consiguen todo eso, son los que te repiten una y otra vez la frase 'Soy Feliz'.
Yo soy feliz.
Yo soy feliz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)