.

sábado, 12 de julio de 2014

Green is a good color.

Después de meses sin expresar todo lo que siente, cuesta volver a la rutina de las infinitas experiencias no contadas. A veces nos asustamos de lo que vemos e incluso de lo que no vemos. Me cuesta explicar esos miedos, especialmente ahora. Supongo que la distancia lo hace todo más difícil y la incertidumbre del saber como y cuando se me mete por debajo de los huesos, haciéndome temblar, incluso. Tener dos vidas es complicado. Con gente distinta, lenguaje distinto, costumbres distintas. Lugares y experiencias nuevas. Conocimientos que adquiero a base de experiencia. Mirando, observando. Pero sobre todo, entendiendo. He aprendido y desaprendido (si eso existe?) tanto que me cuesta organizarlo todo en mi mente. He conocido partes de mi que no me hubiera gustado conocer nunca, pero también algunas de las que yo misma me he sorprendido. A todos nos cuesta diferenciar las personas que nos quieren de verdad y las que no. Cuando las que crees que de verdad estarán ahí para siempre te sorprenden, y es como aquella parte de tu corazón que tenías especialmente reservada para ellos se destruyera de la forma más violenta posible. Y no lo entiendes, porque en qué momento alguien te aviso de que algo así podría suceder. Pero por suerte, también existen las personas que prometen no dejarte nunca…y no lo hacen. Y es absolutamente maravilloso poder compartir esa parte de tu vida con ellos. Somos humanos. Y como humanos reímos, lloramos, queremos, nos enfadamos…pero también como humanos aprendemos a entender que no todos somos como uno cree. Simplemente me parece impresionante que en el amor y cariño no existan razas, colores, o edad. Cualquier tipo de amor. Amor de pareja, de amigo…de profesor? No sé. Supongo que aquel último les resultará raro a algunos. Pero me alegro tanto de ser aquella que lo entienda…Resulta extraño pensar que hace apenas dos años eran todos extraños. Inexistente en mi consciencia. Personas, lugares…todo. Un choque multicultural impresionante del que al final acabas dependiendo. Enamorada de lo que conozco y de lo que me queda por conocer. El mundo es mío. Y de todos.  Gracias  a Dios tenemos la libertad de ir, visitar y conocer. Viajar. Aprender a querer a los que los que ahora son extraños se volverán una parte imprescindible de tu vida. La distancia a veces duele y la impotencia de no poder ir y venir cuando me apetezca duele todavía más. Pero tengo tiempo…y ganas. Gracias a los que me cuidaron taaaaaaaaaaan bien…por aquellos que me trataron como su fuera su propia hija…Me sigue constando analizar todo lo que has/habéis hecho por mi. Las cosas increíbles me has/habéis dicho de las que he aprendido tanto. Por lo que costo tantísimo decir adiós en el aeropuerto...sin duda el adiós más difícil de mi vida. Y solo de pensarlo se me saltan las lágrimas. No sé si son de felicidad o de tristeza. Creo que un poco de las dos. Es el miedo a ´no sé cuando volveré a verles.´Podrían ser años, muchos años...quien sabe.  Soy de esas que cuando la gente le quiere se pregunta la razón. Y la respuesta que me han dado siempre ha sido ´porque sí.´ Fair enough. Y aquellos que se fueron o simplemente no estuvieron…mi madre siempre dice que no hay peor desprecio que no hacer aprecio. Y aunque la escuche poco, esto a veces hay que aplicárselo. Y cuesta, sí. Porque ignorar a alguien que te importa es difícil. Pero perder el tiempo con alguien que no te quiere en tu vida es derrochar increíbles momentos con otros que quieren estar a tu lado.  Vivamos y aprovechemos al máximo todo lo que tenemos y estemos dispuestos a vivir las experiencias que quedan por vivir. El mundo es tuyo, también. 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Zero.

En que momento de tu vida todo se convierte en nada. En dolor y rabia. En lagrimas. En un sin vivir de malestar. De sueños rotos y sonrisas apagadas. De llantos ahogados en recuerdos. En que momento de tu vida te cuesta respirar y controlar los ataques de ansiedad. Que es aquello que nos destroza tanto por dentro. Sera la falta del todo y la posesión del nada. Sera el detalle de ser consciente cuando pasa. Que lo ves, que lo notas, que lo sientes. Que tu felicidad se aleja poco a poco junto aquellos a los que les demostraste el mundo. Que no queda y con nada intento conformarme. Porque te hacen daño. La forma en la que les abriste el corazón desde el minuto cero. Y ahora no lo encuentras porque se lo han llevado. Y se te encoge el alma que te queda al pensar que tu antiguo lugar favorito del mundo ha sido destruido en tu mente. Y la tristeza se hace mas intensa. Una presión en el pecho te bloquea el pensamiento. Y ahora te cuesta respirar de nuevo. Y el llanto se convierte en angustia y la tristeza en rutina, la sensación de soledad en tu enemigo y las ganas de desaparecer tu mejor aliado. Y le culpas a todo y le culpas a el. Por arruinarlo todo a base de mentiras y mas mentiras. Y bajas la cabeza y lloras. Y nadie escucha, y nadie siente. Y no eres nada. Y todo duele. Y el dia se apaga en un suspiro. Y asi.

sábado, 22 de febrero de 2014

Como se busca ayuda en silencio.

El muchacho agachaba la cabeza a la vez que las lagrimas derramaban por sus mejillas. Buscando alguna respuesta a alguna pregunta. Preguntas que ni siquiera el conocia y respuestas de las que nunca podria tener una idea. Que hacer. Cuando hacerlo. Porque hacerlo. Merece la pena seguir. O a lo mejor no. A lo mejor vale con tan solo no hacer nada. El joven sigue dandole vueltas. No es feliz, pero por extraño que parezca, tampoco se considera a el mismo triste. Simplemente no siente nada. Vacio. Se levanta por la mañana sin motivo. Come no porque tenga hambre, si no porque es lo que se supone que tiene que hacer. Finge todas y cada una de sus sonrisas. No hay absolutamente nada por lo que luchar. No tiene fuerzas porque no sabe donde buscarlas. Solo quiere pedir perdon. Pedir perdon a todo lo que le rodea. Perdon por no hacer nada que al parecer lo es todo. Lo siento por no ser suficiente en tu vida. Lo siento por el mero hecho de decir lo siento. Y levanta la cabeza intentando dejar de hablar con el mismo, pero no lo consigue. Y vueltas y mas vueltas. Y lo siento por todo y por nada. Y lo siento por cada vez que le haya fallado a alguien. Lo siento, lo siento y lo siento. Por no admirar la vida que tengo, que no valoro...porque no hay nada. Pero lloro porque no se hacer ninguna otra cosa. Y a veces incluso no lo hago porque no me quedan mas lagrimas. Y que dificil es competir con todo lo que te rodea. Y que dificil es sentir que alguien se preocupa por ti, porque sabes que no lo hacen. Y si algunos lo hacen, lo siento por haceros sentir que debeis preocuparos por mi. Pero no deberiais puesto que no soy tan importante. Y el joven continua una otra vez repitiendo todas esas cosas en su cabeza. Pero nada sigue siendo la palabra que mas ajusta a su vida actual. Nada que ver, nada que oir, nada que sentir, nada que evitar, nada que admirar. Nada. Un poco de odio hacia algunas personas, pero aun asi se disculpa por odiarlas. Y el muchacho se da cuenta que lo peor que existe en este universo es vivir en la burbuja en la que el se encuentra, donde no hay motivos por los que seguir. Y sentirse solo. Y cada dia mas solo. Y ver a la gente que quieres huir de tu lado. Y mas y mas y mas solo. No sentir las piernas o los dedos de las manos. La saliva espesa y los ojos humedos. Y despues...despues sigue sin haber nada. 

sábado, 30 de noviembre de 2013

Prometo que soy de playa.

Vamos a describir el campo. Por qué? No sé. Porque es bonito. No me refiero a un gran espacio donde se divisan las motañas a los lejos y el viento sopla fuertemenete, dejando así los arboles desnudos y partiendo incluso algunas ramas.
Me refiero a esas grandes explanadas donde parece que incluso el verde de la hierba se refleja en el cielo.  Cuando cierras los ojos se escucha la pureza de lo vivo, simulando así un paraiso paralelo, llegando a conseguir escuchar la voz de lo que no existe. Se observan los pájaros volar alrededor de rama en rama, buscando un nuevo cobijo a la vez que surcan cada puesta de sol. Oh las puestas de sol. Donde a veces se cierra los ojos por no poder creer tanta belleza junta. Aquel lugar era bello. Los colores naranjas y azules del cielo se mezclaban en el crepúsculo, dejando a las nubes un ligero tono rosado a su vez, disfrutando asi de una armomía de color en lo alto de aquel campo. Bonito lugar. Plasmado de árboles de diferentes tipos desprendiendo diferentes olores. Siendo así capaz de conquistar tus sentidos con una simple ráfaga de sus perfumes. Observando las hojas y sus diferentes pigmentos, colores difíciles de reconocer de los que seguramente ni siquiera un experto en arte sabría decir el nombre exacto con el que se denomina. Pero así fluye todo en armonía. Con la hierba plasmada en el cielo que se funde en un sinfín de colores con el sol, acorde con el sonido de los pájaros y la distinción de los árboles que a su vez son el hogar de algunos animales. Que bello es ser bello y que bello es reconocer que es bello. 

domingo, 20 de octubre de 2013

Hey soul sister.

Como explicarte a ti, que aun sigues con la cabeza en tu parte favorita de aquella película de amor, que todavía no quieres confesarme tus peores miedos, que escondes tus sueños en un baúl abierto sin llave para que otro menos temerario se los lleve, que no te atreves por las probabilidades de fracaso. Sigue lloviendo en la misma ciudad de siempre con la misma gente de siempre. Con nubes entrecortadas por los rayos de sol. Echando a andar por los suelos mojados de esas calles tan familiares. Con las manos en los bolsillos recordando la última vez que utilizaste esa chaqueta y buscando una explicación de porque no te la has puesto en tanto tiempo. Como explicarte a ti, que continuas con el nudo extraviado en la garganta, con tus quebraderos de cabeza de siempre y con las pocas ganas de intentar remediarlo. Que sigues escuchando la misma canción con la misma letra que te hace daño. Como explicarte a ti, compañero de andadas y cruzadas, lo mucho que me cuesta sostenerte en este olvido. Te busco y no encuentro y te encuentro y no te busco. Y al encontrarte me asombro de que no has cambiado nada y me enfado porque quizá debería haberte buscando antes. Y te busco y no apareces y te encuentro y no lo aprecias. Como explicarte a ti, querido poco soñador, que las fuerzas disminuyen. Y por eso y por mucho más, por lo que no se puede contar, por la chaqueta que llevas tanto sin usar, por las calles familiares, por tus miedos al fracaso. Y por mi paciencia que poco a poco se hace más pequeña, te cuento y te confieso que de todas de las maneras, yo te compraré mil chaquetas más, y te llevaré a ver otras películas de amor, iremos a todos los países que tu quieras  y no fracasarás porque no te dejaré yo. Como explicarte a ti, amigo y desconocido, que aun me sigue importando.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Dear Friend.

Supongo que lo primero que hay que hacer en una presentación es decir tu nombre, tu edad, y el lugar en el que vives. Pero puesto que no me gusta dar muchos detalles sobre mi identidad y de que te escribo esta carta sin ningún tipo de intención de que puedas llegar a reconocerme, me limitaré a decirte que me suelen llamar ‘Five’. Para ser honestos, no recuerdo con mucha certeza a quien se le ocurrió el mote, pero estoy seguro de que el motivo es porque soy el pequeño de cinco hermanos. Querido amigo, no te escribo esto con motivo de asustarme o hacerte sentir triste por lo que me gustaría contarte. De hecho no tendrías motivos para estarlo. Sé que en el fondo soy un muy chico normal, pero los detalles que tengo diferente a los demás a veces me hacen sentirme un poco raro. Por eso te escribo esto, no intento que adivines quien soy o que intentes ser mi amigo. Tener amigos está bien. A veces, supongo. No sé, nunca me he parado detenidamente a pensarlo. Pero lo que quiero decir es que a veces me gustaría explicarle a alguien muchas cosas, pero nunca encuentro a la persona correcta. Y creo que tú, querido amigo, eres la persona más indicada. No intentes buscarme en tu colegio, o en tu barrio, o en tu ciudad. Probablemente estemos separados por muchos kilómetros. A lo mejor incluso cuando leas esta carta yo haya desaparecido del mapa, o a lo mejor estoy casado y con dos niños pequeños. A lo mejor mientras escribo esta carta tú ni siquiera has nacido, pero si Dios y el destino ha querido que esto esté entre tus manos, no pongo en duda que eres la persona indicada. Como ya te había comentado antes, me suelen llamar ´five´. Vivo en una pequeña ciudad costera. No te diré el nombre, por supuesto, y mucho menos el país. Pero muchas veces me gusta irme solo a la playa y tumbarme sobre la arena a escuchar el sonido del mar, de las gaviotas, y sobre todo de la gente. En la parte derecha de aquella playa se suelen poner las familias porque es la zona más tranquila. Observo a los niños jugando y la madre preocupada de que se vayan a descuidar y perderlos de vista en el agua. Y al padre tomando el sol leyendo un libro del que seguramente ni siquiera tenga interés y esté pensando en las horas restantes que le quedan para tener que ir de vuelta al trabajo. Empiezo a notar como los granos de arena empiezan a clavarse sobre mi cara y, por alguna razón, siempre cierro los ojos. Me gusta mucho la playa. Pero siempre siento lástima por la madre preocupada. Recuerdo cuando mi madre era así con todos nosotros. Solíamos ir los siete a la playa cada domingo, porque era el único día que mi padre no tenía que trabajar. Mi madre siempre hacía bocadillos para todos. Una vez había tormenta pero hacía calor. Sabes de esos días en los que puedes ver el cielo completamente gris pero la humedad se sigue pegando a tu cuerpo y el viento que corre no está frío. Pero recuerdo que aquel día el mar estaba revuelto. Te había dicho antes que somos cinco hermanos, ¿verdad? Creo que ya lo he repetido unas cuantas veces. Para ser honestos ahora mismo somos cuatro, pero me gusta seguir diciendo que somos cinco porque él siempre será mi hermano favorito esté donde esté. Era el mayor de todos nosotros. Su último verano siendo un niño, puesto que empezaría la universidad en unos meses. Creo que tenía pensado salir de la ciudad e irse a estudiar a otro sitio, pero no lo recuerdo muy bien. Lo siento amigo, ojalá pudiera escribir mejor y explicártelo todo con más detalle. Apuesto que si leyera más mi vocabulario mejoraría en todos los sentidos, pero bueno, ahora no estamos hablando de eso. Aquel día estábamos todos en la playa. Mi hermano se despidió de nosotros y se fue a la otra punta de la playa con sus amigos, donde las olas son más grandes y hacer surf produce más adrenalina. Recuerdo que justo antes de irse vino y me prometió que cuando volviera jugaríamos un partido de fútbol. Llevábamos intentando jugar un par de semanas pero había estado ocupado con sus exámenes finales, y ahora que había llegado el verano tendríamos más tiempo. No recuerdo muy bien que pasó después de eso, pero puedo ver en mi mente a mi madre tirada en la arena llorando, mi padre intentando levantarla y mis otros hermanos, excepto Lucía (tiene dos años más que yo) intentando mantener la cabeza alta delante de todos los allí presentes. Yo no me di cuenta de lo que estaba pasando hasta dos días después, cuando estaba empezando a echar de menos a mi hermano. Papá se acercó a hablar con Lucía y conmigo y nos comentó sutilmente que se había ido y nos reuniríamos con el algún día. Por aquel entonces yo tenía siete años y no entendí absolutamente nada de lo que me contó, por eso decidí preguntarle a mi otro hermano, el segundo más mayor. Entonces él me explicó absolutamente todo. Recuerdo que dijo algo de que estaban todos haciendo surf y Marcos (no sé si había dicho ya que mi hermano se llamaba Marcos, en casa de haberlo hecho ya, lo siento. Me estoy poniendo un poco nervioso) cogió una ola un poco mala. Al parecer muy mala, porque no salió hasta veinte minutos después. Supongo que no pudo salir a coger aire. A veces me enfado y pienso que debería haber luchado más para haber experimentado su primer año en la universidad. O para demostrarle a mis padres que es responsable suficiente para vivir en otra ciudad en un piso independiente sin tener grandes problemas, como un adulto. O simplemente para haber jugado aquel partido que me prometió. A veces me como mucho la cabeza pensando en eso. Pero, querido amigo, prometo dejar de hablar de todo esto ahora mismo porque, como he dicho antes, he prometido intentar no ponerte triste. Y ahora, volviendo a la realidad, sigo tirado en la arena y decido que es hora de volver a casa. Mañana tengo clase. A veces pienso que soy raro porque no soy popular, pero tampoco un marginado al que todos le gastan bromas. Supongo que paso bien desapercibido y eso me gusta. De vez en cuando la gente grita ‘five’ a lo lejos, y yo miro y les saludo. Y apuesto que me llaman Five porque no conocen mi verdadero nombre. Y es normal. Porque tampoco soy alguien tan importante como para recordar mi nombre. Mi hermano si lo era. Pero de aquello ya hace tiempo y la gente se olvida de los que ya no están. No todos, por supuesto. Yo no. Y sé que Dios tenía un plan para él allí arriba. Y por eso intento no pensar mucho en eso. Ahora mismo quedamos tres de mis hermanos en el instituto. El segundo ( y digo segundo porque el primero y más mayor siempre será Marcos) está en la Universidad. Creo que está estudiando algo de economía, pero tampoco me hagas mucho caso. De todas formas no es un dato de importancia. Después está el tercero, que te diré que su mote es ‘Puma’ y así me ahorro el hecho de decirte su nombre real. Él se graduará este año, y yo le deseo mucha suerte con el examen de Selectividad. Mi hermana Lucía, que supongo que por el hecho de ser la única chica de mi familia es la más popular de todas. Siempre ha tenido muchos novios. Lo cual  yo no veo demasiado bien, pero soy el pequeño y no tengo derecho a opinar sobre eso. Y luego estoy yo. ‘Five’. He de comentarte que sí que tengo amigos, pero no muchos van al mismo instituto que yo. Y, como habrás podido deducir…soy raro. Me llamo raro a mi mismo porque cuando alguien quiera llamármelo a la cara estaré preparado y no me hará daño. Me gusta mucho pasar tiempo solo. Y me gusta escribir cartas a gente que no conozco. Pero no sé porque, contigo me siento más cómodo. Algo más que me gustaría decirte sobre mi es que no quiero novias por el momento. Las relaciones que tienen los adolescentes de dos semanas me parecen un poco absurdas. No sé. Yo prefiero esperar. Tampoco tengo ninguna prisa. Muchas veces me pregunto a mi mismo a que aspiro. Y lo cierto es que no lo tengo del todo claro. Pero por eso te escribo todo esto, para que tú y yo discutamos sobre que queremos hacer con nuestras vidas. No, ahora poniéndonos serios. Me gustaría ser profesor de Literatura. Me gusta leer. Y escribir. Y nunca he probado a enseñar, pero tiene pinta de ser divertido. Quiero ser uno de esos profesores en el que los alumnos quieran venir a mi clase con ganas. Me gustaría hacerme su amigo. Hacerles sentirse especial. Yo creo que todo el mundo tiene derecho a sentirse especial alguna vez. Y también creo que si algún profesor me hiciera sentir especial, sería muy feliz. Yo quiero ser de ese tipo de maestros en los que cuando un alumno lo esté pasando mal, acuda a mi para ayudarle. Creo que todos los adolescentes estamos un poco locos, y a veces necesitamos a un adulto que no sea nuestros padres para echarnos un cable. Otra de mis grandes aspiraciones es que se me reconozca por quien soy. No quiero ni querré nunca borrar la sombra de mi hermano, y tampoco necesito que la gente se aprenda mi nombre o quieran ser mis amigos, pero me gustaría que cuando me miren piensen que soy algo más que el pequeño de cinco hermanos. Y con eso hacer más feliz a mis padres. La muerte de Marcos siempre ha sido un tema tabú y me gustaría que todos nos lo tomáramos con mas normalidad y así ellos estarían más relajados cada vez que sale el tema. Pero a lo mejor que sea tabú es lo correcto y soy quien está equivocado, porque soy raro. No sé. Yo nunca sé nada. Pero es como si a la vez lo supiera todo. Creo que voy a dejar de escribir un ratito porque estoy empezando a pensar que tu crees que estoy loco. Pero te prometo que no, simplemente quiero descifrar de una vez por todas que quiero hacer con mi vida. Pero sé que si ahora paro luego me dará pereza empezar a escribir otra vez, a si que tengo que terminar esta carta como sea. Aunque no lo creas me has ayudado bastante. Poco a poco he llegado a la conclusión de quiero ser profesor (pero uno de los que ayuda), de que quiero hacer a mi familia un poco más feliz…y que supongo que eso me hará a mi también feliz. Creo que quiero casarme en un futuro. Y tener niños. Y criarlos muy bien. Y ayudarles a buscar a alguien con quien hablar cuando se sientan solos. Solo espero que tengan un profesor guay como lo voy a ser yo. Y si no, que decidan escribir cartas a gente desconocida, porque al fin y al cabo ayuda. También quiero empezar a tener una relación más estrecha con mis hermanos. Y desmostarles que no soy tan raro. Y aprender Italiano. Siempre he pensado que hablar más de una lengua nunca viene mal, y al parecer inglés es la más demandada, pero Italiano suena mejor, ¿o no? Además me encanta Italia. Podría irme allí a ser un profesor guay de español (Creo que he repetido la palabra `guay´ varias veces y te pido perdón, pero creo que es la que más se parece a lo que estoy intentando describir)
Ojalá mis hermanos cumplan todos sus sueños. Ojalá Marcos esté cumpliendo todos los suyos allí arriba. Ojalá yo llegué a conseguir todo lo que estoy contando y lo que me queda por descifrar. Supongo que el truco está en saber quien quieres y quien quieres ser. Y que somos quienes somos por muchas razones, y que probablemente desconozcamos muchas de ellas. Ahora mismo me dispongo a despedirme. Aunque no lo creas, querido amigo, has ayudado bastante. Espero que a ti también te vaya todo de maravilla. Porque te lo mereces. Supongo que te preguntarás porque lo sé si nunca te he visto en persona, pero si has llegado a leer el final de esta carta, quiere decir que has sentido la necesidad de saber algo sobre mi, y eso es algo que no hace mucha gente. Por lo que espero que seas muy feliz donde quiera que estés y con quien quiera que estés. Lucha por tus sueños como yo lucharé por los míos. En caso de que seas italiano…quien sabe, a lo mejor algún día me convierto en tu profe guay de español. Aunque en ese caso no entenderás nada de lo que pone en esta carta. Pero no importa, la has tenido en tus manos y eso es más que suficiente. Mucha suerte. Toma buenas decisiones, así como yo tomaré las que crea que son mejores para mi. No llores por los que no están porque si quieres puedes mantenerlos vivos en ti. Mi hermano nunca se ha ido y nunca se irá. Lo único que echo de menos son los partidos de fútbol. Espero que no haberte puesto triste durante esta carta…porque esa no era ni de lejos mi verdadera aspiración. Y a decir verdad, yo creo que no tengo una sola, tengo muchas. Y tu espero que también. Tener aspiraciones a ser alguien es bueno. Mantén la fe y cree en ti mismo. ¿Sabes qué? Creo que me voy a apuntar a algún deporte para conocer gente nueva. Puede que fútbol. Y me voy a presentar con mi verdadero nombre. Y ellos podrán llamarme así o ‘five’. No me importará porque al menos sabrán que tengo un nombre real detrás de ese mote. Y voy a estudiar. Y a ser un profe guay. Dios, ¿no te mueres de ganas de saber que será de tu futuro? Ahora me está entrando un poco de vértigo, pero estaré bien en unos minutos. Y tú espero que también. Ahora mismo me dispongo meter esta carta en un sobre y meterla en un camión de mercancía. No quiero saber si es nacional o internacional, porque sé que Dios la llevará a la persona indicada, que eres tú.
 ‘’Credere in se stessi e trovare il tuo vero aspirazioni.´´ 
Muchas suerte en todo, amigo.
                                                                                                                                                                           

                                                                                                                                                                            Five.

miércoles, 17 de abril de 2013

Yo soy feliz, y tu?

Los miedos nos hacen vulnerables. Nos asustan de cosas que ni siquiera conocemos, cerramos puertas a nuevas aventuras e incluso olvidamos lo que un dia tuvimos. Evitamos nuevas experiencias, segundas oportunidades y terceras personas. Los miedos nos vuelven pequeños, mas incluso de lo que un dia fuimos. Nos prohiben y limitan sueños. Controlan nuestras emociones y sensaciones. Nos vuelve ausentes de nosotros mismos. A veces perdiendo la conciencia de nuestra identidad. Nos vuelven mentirosos, para ocular la verdad por los miedos a que algo salga mal. Los miedos nos vuelven locos, dejandonos cada noche en vela pensando que hacer el dia siguiente para superarlos. Los miedos nos vuelven vergonzosos, timidos. Nos cohiben de experiencias. Nos hacen temblar. Los miedos te dicen un camino cuando tu quieres tomar el opuesto. Nos susurran al oido el peligro de arriesgarse, cuando nuestro corazon nos incita a saltar al vacio. Los miedos agarran nuestra alma con dos manos bien atadas, dejandola a veces incluso sin respiracion. Pero algunas historias dicen que existen personas que superan esos miedos. Que le abren los ojos al mundo y gritan al vacio su nombre y apellidos con orgullo en la cara. Que saltar, corren y luchan por vivir. Y te cuentan que no es tan dificil, solo tienes que intentarlo. Aquellos pocos que consiguen todo eso, son los que te repiten una y otra vez la frase 'Soy Feliz'.


Yo soy feliz.